jueves, 26 de mayo de 2011

Les Coses

En la foscor, hi havia dones sobre els rastells.
Deien coses obscenes, amablement obscenes,
d'una afalagadora obscenitat potser.
I fumaven. Recordes que, en la foscor, fumaven.
El carrer de Ribot tenia un vell prestigi.
No l'havies vist mai. I no el veuries mai.
Un amic el va dur. Hi havia llums sinistres.
Vàreu passar de llarg. Amb les cames obertes,
les dones s'aventaven l'engonal amb la falda.
Em conten que, a la guerra, feien cua els soldats.
En acabar la guerra, ¿hi hagué, entre aquelles dones,
una depuració? No ho he sabut. No ho sé.
Igual que el mar retorna els ofegats, la guerra
retornava aquells cossos grossos en la foscor.
Si no recorde mal, per aquell temps llegies
—i potser te'n sabies de memòria fragments—
els poemes de Rilke. D'Aleixandre et venia
el delit de la llum —netedat o puresa,
o la impuresa que la netedat podia
redimir, i dius massa, oh, no et claves en bucs!
Vàreu passar de llarg. Al cantó del carrer
dit de Guillem de Castro, vomitares, indigne.
En "El Siglo" et prengueres un café sense sucre.

Vicent Andres Estelles

Vicent Andrés Estellés (Burjasot (Valencia), 4 de septiembre de 1924 — Valencia, 27 de marzo de 1993). Periodista y poeta de la Comunidad Valenciana, considerado uno de los más relevantes personajes del siglo XX y uno de los más importantes poetas de la lengua catalana.
Se le considera como uno de los principales renovadores de la poesía catalana contemporánea, con un papel similar al que tuvieron en otras épocas Ausiàs March y Joan Roís de Corella

Paris,postal del cielo

Ahora, voy a contaros
cómo también yo estuve en París, y fui dichoso.

Era en los buenos años de mi juventud,
los años de abundancia
del corazón, cuando dejar atrás padres y patria
es sentirse más libre para siempre, y fue
en verano, aquel verano
de la huelga y las primeras canciones de Brassens,
y de la hermosa historia
de casi amor.

Aún vive en mi memoria aquella noche,
recién llegado. Todavía contemplo,
bajo el Pont Saint Michel, de la mano, en silencio,
la gran luna de agosto suspensa entre las torres
de Notre-Dame, y azul
de un imposible el río tantas veces soñado
-It’s too romantic, como tú me dijiste
al retirar los labios.

¿En qué sitio perdido
de tu país, en qué rincón de Norteamérica
y en el cuarto de quién, a las horas más feas,
cuando sueñes morir no te importa en qué brazos,
te llegará, lo mismo
que ahora a mí me llega, ese calor de gentes
y la luz de aquel cielo rumoroso
tranquilo, sobre el Sena?

Como sueño vivido hace ya mucho tiempo,
como aquella canción
de entonces, así vuelve al corazón,
en un instante, en una intensidad, la historia
de nuestro amor,
confundiendo los días y sus noches,
los momentos felices,
los reproches

y aquel viaje -camino de la cama-
en un vagón del Metro Étoile-Nation.

Jaime Gil de Biedma

Poeta español nacido en Barcelona en 1929, en el seno de una familia de la alta burguesía. 
Inició sus estudios de Derecho en Barcelona y los continuó en Salamanca, por cuya universidad se licenció.   
Su poesía, de tono elegíaco, enlaza con la de Vallejo, Antonio Machado y con el delicado erotismo de Cernuda.
Aunque su obra no es muy extensa, es una de las que más influencia ha ejercido en las generaciones recientes.
Su primer libro, «Según sentencia del tiempo», se publicó en 1953, seguida de «Compañeros de viaje» en1959,
«En favor de Venus» en 1965, «Moralidades» en1966, «Poemas póstumos» en1968, «Las personas del verbo» en 1975
y 1982, donde recoge su poesía hasta esas fechas. Escribió agudos ensayos literarios, y después de su muerte se editó
un diario suyo, «Retrato del artista».
Murió en Barcelona en 1990.

poema XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
       Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
       En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
       Ella me quiso, a veces yo también la quería.
¡Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos!
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
       Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
¡Qué importa que mi amor no pudiera guardarla!
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Yo no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise..
Mi voz buscaba al viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
        Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basalto conocido por el seudónimo y, más tarde (1946) el nombre legal de Pablo Neruda, fue un poeta y militante comunista chileno, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo, siendo llamado por el novelista Gabriel García Márquez «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma» también fue un destacado activista político, siendo senador de la República, integrante del Comité Central del Partido Comunista y precandidato a la presidencia de su país. Entre sus múltiples reconocimientos destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. En palabras del crítico literario Harold Bloom, «ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él», considerándolo uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos

Imsomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas)
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho
en el que hace 45 años que me pudro,
Y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar a los perros,
o fluir blandamente la luz de la luna .
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando
como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la
ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole
por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente
en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
  Las tristes azucenas letales de tus noches?